Basura espacial

Ante un problema: la basura espacial

Hace unas semanas se lanzó Serpens, un satélite desarrollado por la Universidad de Vigo y la de Brasilia; Philae, el módulo de aterrizaje de la sonda espacial Rosetta, nos envía fotos desde la superficie del cometa 67P; en julio se acoplaba con éxito a la Estación Espacial Internacional la nave rusa Soyuz TMA-17M. Cada vez es más habitual y con mayor frecuencia el movimiento espacial. Sin embargo, esto podría verse condicionado por la basura espacial.

Se llama “basura espacial” a cualquier objeto artificial sin utilidad que orbita la Tierra. Son los desechos de todas las misiones espaciales, restos de cohetes y satélites viejos o de explosiones y experimentos. Su composición es de lo más variopinta: tuercas, tornillos, el guante que perdió en 1965 el astronauta Edward White, el satélite Vanguard I (lanzado en 1958 y que lleva inoperativo desde 1964) o el Envisat, que está inactivo de 2012.

Se estima que hay más de 21.000 objetos con un tamaño superior a 10 cm, 500.000 entre 1 y 10 cm, y más de 100 millones cuerpos con un tamaño inferior a 1 cm, que si viajan a más de 28.000 km/h pueden dañar gravemente cualquier satélite que se cruce en su camino. Por ejemplo, si una moneda que tenga una velocidad de 10.000 km/h impacta, libera tanta energía como una granada de mano.

La web Stuff in Space (enlace) muestra la basura espacial que actualmente orbita la Tierra. En rojo aparecen los satélites, en azul los restos de cohetes y en gris el resto. Permite hacernos una idea de cuan grave es la situación.

Buscando soluciones

La Agencia Espacial Europea cuenta con la iniciativa Espacio Limpio donde están desarrollando la misión e.Deorbit. Se trata de un sistema de captura mediante brazos robóticos o redes. En un principio se pensó en trasladar los residuos a una órbita superior, pero dicha idea se rechazó frente a la de hacer que los mismos se desintegren en la atmósfera.

Por otro lado, la Universidad Politécnica de Madrid en colaboración con la ESA, está llevando a cabo la parte analítica y numérica de los modelos de control del satélite lanzador de iones (Ion Beam Shepherd). La idea se basa en modificar la órbita de la chatarra espacial.

En Suiza, unos ingenieros de la Escuela Politécnica Federal de Lausanne han diseñado un satélite que atrapa la basura espacial con una red. El CleanSpace One tendrá forma de cubo e irá equipado con unas cámaras para la detección de los residuos y así poder capturarlos con una pequeña red, para posteriormente lanzarlos hacia la Tierra y que se desintegren o bien trabajar con ellos. El equipo espera poder ponerlo en órbita en 2018.

En Japón se está elaborando un sistema compuesto por un satélite y seis dispositivos. Estos recolectarían fragmentos mediante un compuesto adhesivo y una vez alcanzado un cupo realizarían la reentrada en la atmósfera terrestre y así se desintegrarían. 2017 es el objetivo de esta propuesta.

Actualmente se cuenta con la tecnología adecuada, equipos que están plenamente concienciados con el problema, e ideas. Ahora solo es cuestión de ver cuál finalmente se pone en marcha.

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