En el último mes se ha escuchado mucho hablar sobre en qué nos están convirtiendo las redes sociales, hacia dónde vamos, en qué sociedad nos están transformando y mucho más. Todo ello desde que a principios de septiembre se estrenará El dilema de las redes sociales en Netflix. Ha generado bastante revuelo, es el típico documental que, aunque más o menos tuvieras conocimiento sobre lo que cuenta, te hace reflexionar y cuestionarte tanto nuestro comportamiento individual como el colectivo. Tal ha sido su repercusión que ha entrado en la lista de las 10 emisiones más vistas de la plataforma.
Se trata de un documental dramatizado ya que entremezcla una historia ficticia en la que se ve el impacto que las redes sociales tienen en los integrantes de una familia con entrevistas a expertos en la materia y a antiguos empleados de las principales redes sociales. Estos últimos aportan su visión al haberlo vivido desde dentro y ser creadores de algunas de sus funcionalidades. El objetivo es evidente, advertir de lo peligrosas que pueden llegar a ser las redes sociales.
El documental deja al descubierto que las intenciones de los que están detrás de las plataformas no suelen ser precisamente éticas. No dejan de ser grandes negocios que buscan lo que la mayoría, aumentar sus ingresos. Lograrlo pasa porque sus usuarios no solo abran continuamente sus redes, sino porque cada vez se queden más tiempo en ellas. Cuanto mayor uso hagamos de ellas, mayores serán sus ingresos. Tan simple como eso. Si para ello tienen que recurrir a técnicas de manipulación con las que logran influir en nuestras decisiones y pensamientos, no tienen reparo alguno en llevarlas a cabo. Tal es el enganche de los usuarios que acaban generando una cierta adicción.
Mayor es la preocupación si nos centramos en los usuarios más jóvenes. Los adolescentes ven las redes como una forma de integrarse, de relacionarse, pero están en una etapa vital en la que son muy vulnerables a las opiniones de los demás. Cualquier comentario negativo puede minar su autoestima. Tal es así que los expertos han visto como en los últimos años, coincidiendo con el auge de las redes, ha habido un incremento significativo de los casos de jóvenes con problemas de depresión, ansiedad y otro tipo de enfermedades relacionadas. De ahí la importancia de vigilar y controlar el uso que las nuevas generaciones hacen de la tecnología, que no prohibir.
Otro tema que abordan en el documental está vinculado a las fake news de las que ya les hablamos en una publicación anterior donde abordábamos el impacto que la desinformación puede llegar a tener. Tristemente, ya se sabe que las noticias falsas se propagan más rápido y las plataformas se aprovechan de ello. Volvemos a que cuanto más usemos sus redes, mayores serán sus beneficios.
La verdad es que el documental no desvela ningún secreto que no conociéramos los que nos movemos habitualmente en el mundillo tecnológico. Hace tiempo que está en tela de juicio la ética de los que están detrás. Y no solo eso, se podrían rellenar varios reportajes si nos dedicáramos a analizar cómo juegan con nuestra privacidad y la cantidad de estrategias que llevan a cabo para sacarle partido a nuestros datos y toda la información que sobre nosotros recopilan. Sin embargo, el hecho de que esté disponible en Netflix ha servido para llegar a un abanico de público más amplio, personas que normalmente no se preocupan de estos temas han abierto los ojos y descubierto la otra realidad de las redes sociales. Estas últimas semanas han sido frecuentes los comentarios, irónicamente publicados en las propias redes, de personas de nuestro entorno hablando sobre sus sensaciones tras verlo, quizás hasta ahora no habían sido consientes del impacto que las redes sociales tienen en nuestra vida. Más allá de las opiniones de la gente hay otro dato en el que se ha notado su alcance, han sido numerosas las personas que han decidido cerrar sus perfiles tras verlo.
Personalmente, no nos gustaría dejarles con un mal sabor de boca y que se queden solo con la idea de que las redes sociales son el mal. También son una buenísima herramienta de comunicación, nos permiten mantener el contacto con nuestros amigos y familiares, ayudan a las empresas a tener un vínculo más estrecho con sus clientes y muchas más cosas positivas. Lo que sí nos gustaría es que sirviera para despertar conciencias y siendo conocedores de la información se planteen cuestiones como en qué redes tener perfil y en cuáles no, qué información compartir y cuál no o cómo configurar la privacidad de la cuenta. En el fondo lo que queremos es que, dentro de lo que cabe, sean ustedes los que controlen sus redes y no al revés.