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Los Repair Cafés plantan cara a la obsolescencia programada

La obsolescencia programada es un concepto que lleva años en boca de los consumidores. Su origen se remonta a 1924, cuando a la empresa Phoebus que controlaba la producción de bombillas se le ocurrió limitar su vida útil a 1.000 horas. Supuestamente, el objetivo era reactivar la economía impulsando el consumo. Desde entonces son muchos los dispositivos electrónicos que se ven afectados por este fenómeno, por ejemplo, las lavadoras o las impresoras. Muchos aparatos acaban en la basura antes de tiempo porque su reparación no es viable o el coste de la misma supera su precio inicial. Los Repair Cafés han llegado para plantarle cara a la obsolescencia programada.

Pensando en sostenibilidad

Son lugares de reunión a los que se asiste gratuitamente y donde es posible reparar todo tipo de objetos. Los cafés se encargan de proporcionar las herramientas y materiales que puedan ser necesarios. Una parte fundamental de este modelo la forman los voluntarios, los especialistas, que aportan sus conocimientos y entusiasmo y que, por encima de todo, quieren evitar que los productos sean tirados. Los visitantes deben traer sus aparatos estropeados de casa y, además muy importante, el deseo de aprender a arreglarlos. El abanico de productos que se reparan en estos centros es muy amplio, dispositivos electrónicos, electrodomésticos pero también juguetes o bicicletas.

La iniciativa de los Repair Cafés nació de la mano de Martine Postma. Esta periodista llevaba varios años comprometida con diferentes causas que fomentan la sostenibilidad y el cuidado del medio ambiente. En 2009, organizó el primer café de reparaciones en Amsterdam y la convocatoria fue todo un éxito. Esto llevó a Martine a crear la Fundación Repair Café que se dedica a dar apoyo y soporte a todos aquellos grupos que deseen arrancar su propio café.

Los Repair Cafés van más allá de un mero taller dedicado a realizar reparaciones. En estos espacios se respira un ambiente de colaboración y cooperación donde jubilados, amas de casa y demás voluntarios de forma altruista enseñan y ayudan a reparar cualquier artilugio. Por otro lado, luchan por cambiar la mentalidad de las personas y lograr que vean las reparaciones como una forma de dar una segunda vida a aquellos productos que de otra manera acabarían en la basura, contribuyendo a aumentar la montaña de deshechos. Quieren concienciar a la sociedad sobre un consumo responsable.

El número de espacios de este tipo ha ido creciendo y extendiéndose a lo largo de todo el mundo. Existen alrededor de 750 Repair Café abiertos en más de 18 países del mundo. Aunque las cifras son estimativas, se calcula que evitan que unos 13.500 objetos acaben siendo tirados. ¿Te animas a abrir el primero en España?

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