Margaret nació en EE.UU. hace 79 años, científica computacional, matemática e ingeniera de sistemas, aprendió a programar basándose en metodologías de prueba y error ya que por esa época, la ingeniería de software tal y como la conocemos hoy, no existía. Margaret empezó a utilizar ese término para que la entendieran cuando hablaba entre los miembros de su equipo o con otros departamentos y pudiera distinguirse del hardware y otros tipos de ingeniería que tenían más valor.
Desde la primera bomba atómica, la programación se concebía como algo mecánico cuya importancia no era demasiada e incluso se llegaba a equiparar con tareas de mecanografía. Por ello, se había delegado en las mujeres.
Camino a la luna
Margaret estuvo al frente de la División de Ingeniería de Software del Instrumentation Laboratory del MIT. Compaginó sus tareas de programadora y madre, ya que incluso los fines de semana y alguna que otra noche, las pasaba en su laboratorio con su hija para poder cumplir con los requisitos del proyecto.
Fue en este equipo donde se encargó de desarrollar el software de orientación del Apollo 11 que incluía programas de recuperación que permitían que trabajos de alta prioridad (como el aterrizaje) pudieran interrumpir trabajos de baja prioridad. La importancia de este desarrollo radicó en que gracias a esto, Margaret evitó que el Apollo 11 abortara su misión tres minutos antes de aterrizar en la superficie lunar. Un fallo en ese momento hizo que el computador de control se viera sobrecargado con unas actualizaciones involuntarias y fueron las modificaciones de código desarrolladas por Margaret lo que permitió que siguiera funcionando. El código entero tenía una extensión de más de 15 libros, como se puede observar en la fotografía de la derecha.
Resulta curioso que siempre que se recuerda la gran hazaña de la llegada del hombre a la Luna, nunca se menciona que fue gracias a Margaret, una mujer, que el Apollo 11 pudo pisar la superficie de la luna por primera vez.
Actualmente es CEO de la empresa Hamilton Technologies fundada por ella misma en 1986. Ha sido galardonada con el Augusta Ada Lovelace Award de la Association of Women in Computing en 1986. Así como con el Exceptional Space Act Award otorgado por la NASA en 2003.
Sin duda alguna, Margaret es otra mujer pionera para su época y que ha establecido con su trabajo, los pilares para el desarrollo de conceptos de diseño del software actual, favoreciendo la incorporación de la mujer en la programación y destacando sus capacidades.