Nancy Roman

Nancy Roman, soñando con las estrellas desde la infancia

14 de febrero, fecha que muchos tendrán señalada en sus calendarios por motivos de tipo romántico y amoroso, nosotras lo hemos querido dedicar a conmemorar que hace 18 años la NASA consiguió aterrizar la nave espacial NEAR Shoemaker sobre la superficie del asteroide Eros. El acontecimiento fue todo un éxito, especialmente porque le precedían varios fracasos en las misiones a Marte. Además, gracias a las imágenes que se obtuvieron, fue posible identificar más de 100.000 cráteres y recopilar más datos sobre su composición.

Inspiradas por este logro, nos ha parecido idóneo seleccionar una celebridad que estuviera vinculada al espacio y no hemos encontrado mejor representante que Nancy Roman.

Nancy Roman, destinada a la astronomía

Nancy Grace Roman nació el 16 de mayo de 1925 en Nashville, Tennessee. Única hija de un geofísico y de una profesora de música. Su padre realizaba trabajos experimentales para una de las compañías petroleras, debido a ello tuvieron que cambiar de localidad varias veces durante su infancia. Ella siempre ha reconocido que sus progenitores fueron los primeros en transmitirle la pasión por la ciencia.

El interés de Nancy por la estrellas y el espacio despertó a temprana edad. Desde bien pequeña lo que más le gustaba dibujar era la luna. Durante una época vivió en Reno, Nevada, un lugar con cielos despejados desde donde podía admirar las estrellas que le inspiró a fundar con tan solo 10 años un club de astronomía para aprender sobre las constelaciones junto a sus amistades. Su pasión fue creciendo y devoró todo aquel libro sobre astronomía que encontró en la biblioteca. Desde ese momento tuvo claro a lo que quería dedicarse, pese a lo que le costara.

Como no podía ser de otra forma, se graduó en astronomía, en la Universidad de Swarthmore. Comenzó a trabajar mientras seguía formándose. En 1949 obtuvo el doctorado en la Universidad de Chicago y siguió vinculada a la universidad 6 años más trabajando de investigadora y de profesora asistente.

Durante esa etapa realizó uno de sus primeros grandes hallazgos. Estaba embarcada en un estudio que analizaba el espectro de emisión y colores de las estrellas. Una noche observando la estrella AG Draconis descubrió que su espectro había variado respecto a mediciones anteriores. La publicación de su estudio ayudó a impulsar su carrera profesional.

Ya estaba trabajando para el Laboratorio de Investigación Naval cuando la posibilidad de trabajar en la NASA llamó a su puerta. Hacía escasos meses que se había fundado la NASA y Nancy tuvo conocimiento de que buscaban a alguien para diseñar un programa de astronomía espacial. La oportunidad de encabezar dicha hazaña era tan tentadora que no pudo resistirse. Fue así como se convirtió en jefa de astronomía de la Oficina de Ciencia Espacial de la NASA, siendo una de las primeras mujeres en ocupar un cargo ejecutivo en la institución. Allí permaneció durante más de 20 años encargándose del desarrollo de diversos programas, reclutando a astrónomos y entendiendo sus requerimientos.

La madre del Hubble

Nancy era conocedora de las necesidades de los astrónomos y ella mejor que nadie sabía lo útil que sería para ellos poder obtener imágenes nítidas y claras desde el espacio, por ello no dudó en liderar el proyecto para la construcción del telescopio espacial Hubble. Ella se encargó de conseguir la financiación y de la planificación y coordinación de las diferentes partes que estuvieron involucradas. El telescopio finalmente fue lanzado en 1990 al espacio, desde entonces ha permitido captar innumerables imágenes y datos y ha sido una pieza clave en muchísimas investigaciones. El papel que Roman jugó en este programa ha hecho que muchos la conozcan como “la madre del Hubble”.

Como dato curioso para hacernos una idea de su impacto como mujer y científica, el año pasado Lego, en su afán no solo de entretener sino también de formar e inspirar, lanzó una colección dedicada a las mujeres de la NASA que habían desempeñado un papel relevante. Nancy Roman fue una de las elegidas junto a Margaret Hamilton (enlace), Sally Ride y Mae Jemison para contar con su propia figura. Una forma más de rendirles homenaje y agradecerles sus contribuciones.

No cabe duda que Roman estaba destinada a convertirse en astrónoma, a pesar de que desde joven se tropezó con personas y comentarios que intentaron desalentarla. Ella tuvo la convicción suficiente para romper los estereotipos y perseguir su sueño, dedicarse a la astronomía. No solo eso, sino que además demostró a todo el mundo la valía de las mujeres en cargos de responsabilidad en ámbitos científicos. Ella abrió el camino a otras que han venido después pero no se ha conformado con eso y ha seguido trabajando para que muchas niñas interioricen que ellas también pueden ser científicas.

Estamos convencidísimas de que su deseo de servir de inspiración para que otras mujeres dejaran de lado los prejuicios y lucharan por sus sueños se ha más que cumplido. ¡Todo un ejemplo a seguir!

¡Feliz San Valentín!

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