Una mesa con objetos: ordenador, libreta, etc.

¿Por qué asusta tanto emprender?

Emprender es un término que a veces da miedo, pues supone un riesgo, tenemos que aceptar que aquello que planificamos puede que no vaya bien y que puedan producirse pérdidas no solo en el ámbito económico.

El número de emprendedores aumentó en el primer trimestre de este año, y la tendencia parece que se prolonga a lo largo del 2015. Sin embargo, siguen siendo muchas las trabas que se plantean a la hora de decidir emprender.

¿Por qué tanto miedo a emprender?

Uno de los principales miedos que aparecen en un emprendedor es no confiar en uno mismo. Esto puede ser debido a la falta de experiencia empresarial o profesional, por conocer casos de fracaso y pensar: “¿por qué yo voy a tener éxito cuando a fulano no le fue bien?”, etc. Una posible solución es plantearse pequeños logros en el día a día. Por ejemplo, si te falta experiencia en una determinada área, fórmate a través de los diversos medios que hoy existen en Internet o incluso plantéate realizar un proyecto en eso que crees que no sabes lo suficiente. Muchas veces la mejor experiencia es el fracaso.

Otro de los miedos o trabas que nos planteamos es pensar que tenemos que lanzar al mercado el producto perfecto para poder vender. Pero, ¿y si lo que nosotros pensamos que va a ser un éxito, no le interesa a nadie? Por eso, está más que demostrado que es mejor realizar pequeños estudios de mercado para conocer a cuántas personas les interesaría nuestro producto o servicio, antes de invertir nuestro tiempo y esfuerzo en desarrollar el producto estrella.

Y si ya pensamos en el tema económico… Es verdad que España no es de los países que más faciliten la creación de empresas y el autoempleo, entre otras, por su elevada cuota de autónomo. Pero siempre existen opciones y precisamente, ser emprendedor también significa ser creativo a la hora de buscar soluciones. Y es cuando aparece el famoso término de networking. ¿Qué quiere decir? Pues que todo se basa en las relaciones que establezcamos por el camino, los contactos que hagamos, dónde nos demos a conocer, posibles acuerdos de colaboración, etc. El todo es ser visible, y esto depende en gran medida, de nosotros mismos.

Por último, mencionar el miedo al éxito. Sí, aunque cueste creerlo, muchos emprendedores no temen al fracaso sino al éxito. Cuando los proyectos empiezan a llegar surgen incertidumbres del tipo: ¿cumpliré plazos? ¿Podré con todo? ¿Soy capaz de asumir tanta responsabilidad? La única forma de superar este miedo es enfrentarse a él. Creer que puedes, hablar con tus compañeros, afianzar tus fortalezas y decir que sí a los retos. Los fracasos vendrán igualmente, ya que son parte del aprendizaje.

Por tanto, si alguna vez nos hemos planteado emprender, ¿a qué estamos esperando? El mayor fracaso siempre será no intentarlo.

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