Responsabilidad Social Corporativa, esquema

¿Qué implica que una empresa adopte la responsabilidad social corporativa?

La responsabilidad social corporativa, también conocida como RSC, es un concepto relacionado con una gestión responsable de las organizaciones empresariales que tiene en cuenta los impactos de su actividad sobre sus clientes, empleados, accionistas, comunidades locales, medio ambiente y sobre la sociedad en general. Permite que la actividad empresarial sea sostenible en el tiempo. Las empresas la llevan a cabo con el objetivo de mejorar su situación competitiva, valorativa y su valor añadido.

El boom de la RSC llegó a Europa y, por ende, a España en los años 90. En esa época la globalización estaba en pleno apogeo y la actividad económica en crecimiento. Pronto se vería que las expectativas puestas en la globalización no eran del todo ciertas, creándose grandes desequilibrios tanto entre los países como dentro de ellos. Esta situación junto a un aumento de la preocupación de la sociedad por problemas de carácter ético, ambiental y social dieron lugar al nacimiento de la RSC.

Desde entonces se han llevado a cabo multitud de iniciativas, acuerdos, guías, publicaciones y un sinfín de campañas con el fin de cambiar la cultura interna de las empresas. La RSC implica el cumplimiento obligatorio de la legislación nacional e internacional en el ámbito social, laboral, medioambiental y de Derechos Humanos. Además, esta se puede complementar con cualquier acción que la empresa quiera realizar en este ámbito. Desde los inicios ha existido el debate sobre si la RSC debería ser de obligado cumplimiento o no, de momento se mantiene su carácter voluntario.

La RSC no es necesariamente cuestión de grandes esfuerzos y de objetivos inalcanzables. Cada empresa debe establecer aquellas medidas que se ajusten a sus recursos. Un ejemplo de medida que se puede tomar entorno a los empleados es propiciar que puedan conciliar su vida laboral y familiar. En el ámbito medioambiental, existen decisiones más básicas como reducir el uso de papel intentando imprimir el menor número de documentos posibles o decisiones más elaboradas como apostar por el uso de energías renovables. Incluso, algunas acciones ni siquiera requieren sacrificios como es el caso de las empresas de alimentación cuyos excedentes que sean aptos para el consumo pueden ser donados a los Bancos de Alimentos.

Aunque todo hay que decirlo, la RSC es un arma de doble filo. Algunas empresas establecen políticas de responsabilidad social corporativa con el fin principal de mejorar su imagen, incluso más bien, lavarla. Realizan algunas actuaciones con las que “quedan bien” ante la sociedad cuando al mismo tiempo están vulnerando la legislación. La RSC es cuestión de ser coherente con uno mismo y se debe ver reflejada en el trabajo diario, no solo en acciones puntuales.

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