Niña estudiando con un portátil

¿A favor o en contra de la tecnología en el aula?

Hoy, 5 de octubre, se celebra el Día Mundial de las y los Docentes. Fecha en la que se aprovecha para rendir un homenaje a los profesores por el trabajo que realizan en su día a día. Fue en 1994 cuando se decidió instaurar esta festividad, la UNESCO junto a la Organización Internacional del Trabajo, para conmemorar el aniversario de la adopción de la Recomendación de la OIT y la UNESCO de 1966 relativa a la situación del personal docente. Cada año se organizan unas jornadas sobre educación y en 2022 se ha decidido que las jornadas giren en torno a «La transformación de la educación comienza con las y los docentes».

Dejando de lado el eterno debate sobre dónde se educan nuestros jóvenes, si en casa o en el cole, no cabe duda que los docentes marcan nuestras vidas. En esta ocasión nos vamos a quedar con todas esas veces que las marcan para bien, y dejaremos a un lado aquellas situaciones que directamente no deberían ni existir. No hablamos solo de transmitir conocimientos, vamos más allá de lo que es contar la teoría. De esas personas que claramente destacan por ejercer su profesión desde la vocación. A veces no es solo lo que nos enseñaron, sino en qué momento nos dijeron esa frasecita que tantos necesitábamos escuchar y que todavía hoy resuena en nuestra cabeza mientras pensamos «Qué razón tenía».

Y se preguntarán en un blog como este porqué estamos hablando de educación. Estarán cansados de escucharnos y leernos que la tecnología es aplicable a cualquier ámbito de la vida, a cualquier aspecto que se nos pueda ocurrir y el aula no iba a ser menos. Hace años que se viene trabajando en proyectos educativos que fomenten el desarrollo de las habilidades tecnológicas, además también existen multitud de iniciativas que lo que buscan es apoyarse en las TIC como forma de trabajar otras competencias. Veamos algunos ejemplos de cómo los centros educativos se pueden beneficiar del uso de la tecnología.

¿De qué forma se puede hacer uso de la tecnología en el aula?

  • Antonio Pérez Moreno, ganador del premio Educa Abanca al mejor docente de 2021. Docente que se ha acogido al sistema de la clase inversa. En paralelo y en su tiempo libre se dedica a subir vídeos divulgativos a su canal de YouTube cuyo visionado marca como deberes. Ahí también cuelga experimentos que hacen sus estudiantes. Son ellos los que tienen que elegir el material, buscar la explicación científica, grabar y editar los vídeos.
  • Greenpower, competición de vehículos eléctricos. Está dirigida a escolares de diferentes edades y el objetivo final es promover las STEAM. Para ello cada clase debe construir su propio monoplaza eléctrico con el que participarán en la carrera. Durante el proceso se trabajan todas las habilidades y competencias relacionadas, desde mecánica o electricidad hasta diseño de producto.
  • NASA TechRise, reto para que los estudiantes lancen sus propios cohetes suborbitales. En clase tendrán que trabajar todo el proceso para diseñarlos, construirlos y probarlos.
  • Cinedfest, un proyecto que muestra que no tienen que ser iniciativas 100% tecnológicas aunque en alguna parte del proceso se haga uso de la tecnología. Cinedfest es un Festival Educativo de Cine para centros educativos que aúna formación audiovisual y un festival de cortos realizados por los centros. Los participantes deben trabajar en el guion, realización, sonido y edición del corto que presenten a concurso.

Estos son solo algunos ejemplos de formas totalmente fuera de las tradicionales y convencionales, o de las que a priori se nos vienen a la mente cuándo pensamos en usar la tecnología en el aula. No es solo cuestión de darle una tableta a cada uno para que tome apuntes digitales, es estrujarse el coco para pensar cómo poner al servicio de la enseñanza los recursos tecnológicos que nos rodean.

La oportunidad nace de la necesidad

Hablando de tecnología en el aula sería raro pasar por alto la época del confinamiento que vivimos en 2020, donde de la noche a la mañana todos los colegios, independientemente de sus antecedentes y anteriores protocolos, pasaron a ser tecnológicos. Y no solo los colegios, también los docentes, los estudiantes, los padres de los estudiantes, etc., etc. Las circunstancias mundiales obligaron a que hubiera que adaptarse a la teleenseñanza. Eso que hasta entonces sonaba a cosas de adultos, cuando tenían que complementar su formación con algún curso online. No fue la mejor manera de ponerlo en práctica, no hubo tiempo para prepararlo bien, pero se vio que se podía hacer. Y una vez vivida la experiencia, la lista de propuestas para mejorar el sistema es infinita. Simplemente ahora sabemos que es una opción más, con sus pros y sus contras.

Retomando el título de esta publicación «¿A favor o en contra de la tecnología en el aula? », no vemos la necesidad de crear este debate que en cierta forma no conduce a ninguna parte. Serán los padres los que en los primeros años de crianza deberán decidir si introducen o no la tecnología a sus retoños. Es decir, si estando en un restaurante les dejan con el móvil o en su lugar les dan un juguete o un libro para que se entretengan y les dejen comer. Pero también es su responsabilidad decidir de qué forma les inician en la tecnología, con qué objetivos, con qué tiempo de uso, con qué normas, etc. Hemos visto diferentes formas de usar la tecnología en el entorno educativo y queda claro que si la usamos de forma correcta y con conocimiento de causa, el efecto que produce puede ser muy positivo. Como siempre se ha dicho, no hay invento bueno ni malo, todo depende del uso que se haga de él.

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